Reconectar con el cuerpo, el sentir, el afecto y la vida es el centro del acompañamiento terapéutico. 

El objetivo principal de los círculos consiste en darnos el tiempo y espacio de sentir, validar lo que sentimos, desprogramar y liberar los bloqueos emocionales y energéticos que nos separan de nosotras mismas y la vida que deseamos, y poner el cuerpo en movimiento para recobrar el poder de crear lo que queremos. 

13 es el número de la integración, la magia y la evolución. 13 es el número de articulaciones que nos conforman y constituyen como cuerpo humano. También es el número de veces que la luna da vuelta alrededor de la tierra para completar su ciclo. Es el símbolo de la completud, el tiempo necesario para integrar los cambios y cerrar; antes de poder pasar al siguiente eslabón de la espiral. 

El círculo es una forma muy antigua. Ahí todas tenemos un lugar y todas las voces son importantes. Construimos un sentido de pertenencia que nos da confianza y seguridad. Nos sentimos acompañadas, queridas y sostenidas por el grupo. De esta forma, se potencializa nuestro proceso de sanación y transformación. Nos permite comprendernos de forma más amorosa y humana al escuchar a las otras, y encontrar nuevos caminos a través de las historias de las demás. Ya no nos sentimos solas. Recreamos un lugar justo y contento para nuestras vidas. 

El sistema terapéutico que uso es una alquimia entre la respiración, la terapia integrativa avanzada (AIT), la biodanza, la escritura, la caricia y la contención del grupo. Mi acompañamiento articula una visión integral, feminista y sistémica. Abarca todas las dimensiones de nuestro ser: corporal, emocional, cognitiva, social, y energética. Las enseñanzas de las mujeres de los pueblos mayas y chichimecas con las que he caminado, así como la medicina de la naturaleza, añaden magia y sentido a este proceso de sanación. 

Además del trabajo en grupo, estoy presente para profundizar en las historias individuales de cada una. Por eso trabajo con grupos pequeños (10 mujeres máximo) con el fin de poder acompañar a cada una de cerca, y que las transformaciones que activen en sus vidas sean duraderas.

Recuperar la confianza en nosotras mismas, la legitimidad, el poder de cambiar nuestras vidas y la alegría de vivir son el resultado de este bello proceso.

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