actoras de cambio

Mi historia en Guatemala donde viví dieciocho años, se entreteje con la experiencia colectiva de Actoras de Cambio que co-fundé en 2004: una historia de complicidades feministas que hemos tejido a lo largo de los años entre mujeres, feministas, lesbianas de diferentes orígenes: maya, mestiza y francesa. Es la historia de una pasión común por la vida, la justicia y la libertad. Es la convicción que es posible reconstruir la vida, y rehabitarla sin culpa, sin miedo y con el corazón contento, después de haber vivido la invasión, el despojo y la crueldad en carne propia. Es la materialización de un sueño compartido: eliminar la violación sexual, la guerra y el racismo de la vida de las mujeres. A 18 años del inicio del proceso, podemos afirmar con satisfacción y alegría: el sueño se hizo realidad. 

Una fuerza vital inmensa, un enamoramiento por las mujeres, y una pasión por el proceso, emanaron de este encuentro tan poderoso entre todas, inundaron mi vida y han guiado mis pasos hasta el día de hoy. Tanto los grupos de mujeres mayas sobrevivientes de violación sexual en guerra que acompañaba, como mis cómplices feministas de Actoras de Cambio y de la Batucada feminista contra la violencia sexual, quienes siempre estuvieron cerca, se volvieron mi red afectiva, de apoyo y crecimiento, las que me han dado fuerza, protección, contención y amor para que pueda volar cada vez más alto. Me hicieron sentir en casa. Fue cuando supe que el amor es el que da pertenencia; no las fronteras y divisiones inventadas por otros para separarnos y despojarnos de nuestro poder colectivo de transformación.

Desde el inicio, los procesos de Actoras de Cambio se han articulado alrededor de tres ejes: romper el silencio y sanar, recuperar la memoria histórica desde la voz de las mujeres y hacer justicia.

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